¿Son los aranceles contrarios al mercado libre y la competitividad?
No siempre.
Si mi empresa no es eficiente, la protección a los productos que fabrican otros países más competitivos defenderá mi ineficiencia y no me estimulará a mejorar, a invertir y a trabajar por la excelencia.
Sin embargo, hay países que consiguen bajar los costos de producción a base de salarios miserables, explotación infantil, condiciones de seguridad y salud laboral inaceptables y niveles de contaminación desorbitadas. La mala calidad de los productos también permite reducir los costos de producción.
Nosotros queremos vivir en una sociedad donde el esfuerzo se recompense de manera que podamos vivir decentemente: un hogar, movilidad, educación, sanidad, etc. Nuestro lugar de trabajo tiene que ser seguro y la industria tiene que invertir para controlar los niveles de polución, para preservar el medioambiente.
Si nuestro país permite importar productos de países donde no se defienden los estándares mínimos de calidad de vida, está poniendo en riesgo los nuestros. Para corregir esta situación, los países deben aplicar aranceles que corrijan la injusticia. Para ello, debe calcularse el ahorro en costo que producen las malas condiciones laborales en otros países. Este porcentaje de "reducción de costo por injusticia" debe aplicarse como arancel de importación. De esta manera, aseguramos que los precios de importación reflejan niveles comparables de productividad y así se protegerá la calidad de vida de los países.